04 de Abril del 2016
Claves para ser m
- Agrupar en un día todas las llamadas telefónicas que haya que efectuar durante la semana ayuda a ser más productivo.
- Para evitar distracciones en el trabajo, se recomienda silenciar o poner en modo vibración el teléfono móvil.
- Tampoco se debe abusar de las necesidades privadas en horario de trabajo como, por ejemplo, ir al banco.
Cada vez se habla más de ser competitivos en el trabajo, requisito imprescindible para que la economía española vuelva a crecer con cierto vigor. Para ello no hace falta dedicarle horas y horas a la actividad laboral, ya que seguir unas pautas de comportamiento determinadas ayuda a mejorar de manera notable la calidad de las tareas. En unos casos, esto pasa por adquirir nuevos hábitos y en otros por cambiarlos. Si como se indica en este artículo de se optimizan los recursos, se planifican las tareas y no se malgasta el tiempo, se aumentará la productividad laboral con toda seguridad.
Cómo ser más competitivo en el trabajo
Si se desea aumentar el rendimiento en el trabajo, no está de más poner en marcha de forma inmediata una serie de recomendaciones básicas, que ayudan al trabajador a convivir mejor con las tareas encomendadas. De este modo, es posible ganar el respeto de jefes y compañeros pero -sobre todo- se realizará el trabajo y no se malgastará el tiempo. Algunos de estos consejos para mejorar la productividad laboral, fáciles de aplicar, son los siguientes:
Agrupar todas las llamadas:
Conviene concentrar en un día todas las llamadas telefónicas que haya que realizar durante la semana, para planificar mejor las labores. Hay que prever siempre que la comunicación con otras personas requiere esperas, nuevas llamadas, contactar con la persona buscada.
Evitar distracciones:
Hay que tener el móvil en silencio o con la vibración activada para no distraerse con las llamadas de amigos y familiares. Por supuesto, a los mensajes de texto o whatsapp no hay que prestar atención, a no ser que se esté pendiente de un recado importante.
Planificar el trabajo:
Hay que dedicar un tiempo, al comienzo de cada día, a planificar todo lo que deberás hacer en el trabajo. Se pierde tiempo al comenzar, pero al final se gana, ya que es una fórmula clave para optimizar el rendimiento.
No alejarse de las tareas laborales:
Hay que centrarse en las tareas inherentes a la actividad y, bajo ningún concepto, dejarse llevar por intereses o diligencias extralaborales. Si se actúa así, se pierde mucho más tiempo del necesario en realizar los trabajos encargados.
Pedir consejo a los compañeros con mayor experiencia:
Se puede aprender a optimizar el trabajo a través de los consejos de los compañeros con mayor experiencia en la empresa. Es muy probable que puedan ayudar a desarrollar mejor los cometidos profesionales.
Hacer pocas escapadas:
No conviene ausentarse durante mucho rato (o repetidas veces) del trabajo, aunque sea para tomar un café, fumar o despejarse. Con esa actitud, lo único que se logra es dilatar las tareas pendientes.
Aprender a ser competitivo:
Hay que regirse bajo parámetros de profesionalidad, algo que ayudará a mejorar día a día y, de paso, a abreviar las tareas encomendadas.
No abusar de necesidades privadas:
Si se debe realizar alguna actividad personal (retirar efectivo en el cajero, por ejemplo...), es mejor hacerlo en los ratos libres. Nunca se debe hacer en el horario de trabajo, que hay que respetar.
Marcarse unos objetivos:
Aplicar el célebre refrán "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy" ayuda a cumplir con las tareas y evitar una acumulación prolongada de trabajo, que hará preciso estar más horas de las necesarias en la oficina.
Ser responsable:
Es recomendable llegar al puesto de trabajo con unos cuantos minutos de antelación, para poder hablar con los compañeros, despejarse un poco, preparar la jornada laboral, etc. Así después no habrá tiempos muertos durante la jornada laboral.